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Niños

Recogida de material para la maternidad de Atenas

PROYECTO HUMANIDAD
Atención integral a familias refugiadas con mujeres embarazadas o en periodo de lactancia en Atenas

Del 8 al 26 de enero de 2018
Punto de recogida: Antiguo Centre Obert Infantil (C/ Valladolid, 4 – Amposta)
En la maternidad de Atenas tenemos un comedor comunitario y cada día procuramos la alimentación de las familias que acogemos. Compartimos la mesa más de 100 personas de 10 nacionalidades. Los mismos refugiados cocinan por grupos organizados semanalmente. También necesitamos otros productos como ropa, material de higiene y de limpieza. Por eso hemos elaborado esta lista de necesidades:
BEBÉS
• Toallitas húmedas
• Champú de bebés
• Leche de continuación 1 y 2
• Pañales del nº 3, 4 y 5
• Discos de lactancia

ROPA
• Ropa interior nueva
• Trajes de embarazada
• Calcetines
• Toallas

COMIDA
• Leche en polvo
• Cereales
• Aceite de girasol
• Azúcar
• Té en bolsitas
• Café soluble
• Latas de frutas en almíbar
• Miel
• Atún
• Sardina
• Frutos secos
• Zumos
• Mermeladas

HIGIENE
• Champú
• Gel

CASA
• Detergente para lavar la ropa

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Papa Noel en la maternidad de refugiadas en Atenas

Cuando recibí la llamada del grupo de voluntariado de la maternidad de Atenas, se me abrió el corazón:
Por favor, Papa Noel, no te olvides de nuestros niños, pásate por nuestro edificio.
Cómo me voy a olvidar!!! Cada día lloro por tantos miles de niños escapando de la guerra y del terror, viviendo la peor pesadilla de su vida. 
Les dije que sería el primer lugar por donde pasaría y les dedicaría todo el tiempo que se merecían. Sabía que tenía que emplearme a fondo, porque para la mayoría, sería el primer regalo de su vida.
Cuando llegué allí, me encontré un lugar frío y oscuro. Me explicaron que les cortaron la luz hace un mes y medio, porque no les quieren en ninguna parte. Pero también me conmovió encontrar un lugar lleno de humanidad, con unos pocos voluntarios que se esforzaban en dar calor humano y con unas familias que se ayudaban unas a las otras en el peor momento de su vida, como una gran familia.
Así que pasé habitación por habitación, hablé con cada niño, les entregué su regalo, reímos juntos. Algunos niños hasta temblaban de emoción. Los voluntarios se esforzaban en iluminar mi camino con linternas, como una parábola de la vida. Ellos creen que todos los niños del mundo tienen derecho a la ilusión, a la sorpresa, al amor incondicional, a la ternura, a la paz… a la esperanza. Definitivamente, esa fue la mejor noche de mi vida.

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