Las personas preocupadas por el cambio climático y sus devastadoras consecuencias hemos seguido con incertidumbre la COP25 celebrada en Madrid del 2 al 13 de diciembre.
La comunidad científica y una buena parte de la ciudadanía estamos convencidos de contribuir a la sostenibilidad del planeta. Pero falta una parte importante: la participación de los Estados en la planificación y en la implementación de una serie de medidas que van aplazando por presiones económicas de un sistema capitalista basado en ganar dinero, rápidamente, a costa de lo que sea, pasando por encima de la sostenibilidad del planeta y dejando al margen a millones de personas.
Lo que está en juego es un sistema económico insostenible a nivel humano, ético y ecológico. Y afrontar esto es lo más difícil.